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Siiiiiiiiilvia's diary, capitulo 2. ¿Titulo? Elena tiene los ojos azules.


5 minutos antes, Paulina y Silvia están delante del instituto.
- Vaya, hemos llegado temprano...
- Sí.
Elena llegó a su encuentro.
- Bueno, como es habitual, he cogido apuntes de todo aunque esta clase era realmente demasiado fácil pero es que soy tan buena amiga... “Gracias Elena, te agradecemos que hayas echo esto por nosotras. Te debemos un gran favor que va a ser cogerte los apuntes de Lengua porque sabemos que es la asignatura que menos te gusta y a la que no vas a ir porque mientras nosotras dormíamos, tú estabas en la interesantísima clase de D. Facundo”
- Vale, vale, lo haremos. ¡Graciaaaaaaas!
- Bueno, que vamos a entrar a clase. Espéranos a la salida donde siempre
- ¡Sí, claro!
Abrazo de amigas. Abrazo fuerte. Abrazo de tres compañeras que se hacen favores las unas a las otras con tal de no perder esta larga y valiosa amistad. Y corriendo de la mano, Silvia y Paulina entran en el instituto. Sin saber muy bien por qué, Silvia choca con alguien.
- Ah, perdona, no vi por donde andaba. Lo siento.
- No, no, perdóname tú a mí. Soy nuevo y no sé muy bien por donde ando.
- Si quieres, te podemos ayudar. ¿A qué clase vas ahora?
- A... Lengua con D. Pascual
- Vaya, tienes suerte ya que nosotras también vamos a Lengua pero corre que ya va a tocar la campana y llegaremos tarde.
Sin saber muy bien por qué, Silvia le coge de la mano y salen corriendo en dirección a la clase de D. Pascual. Sonrojada, cautivada por ese par de preciosos ojos azul cielo. Ese par de ojos que lleva mirando desde que se chocaron y de los que se ha completamente enamorado. Pero sólo de ese par de ojos. Llegan a clase de D. Pascual, a tiempo, muy justos. Silvia se sienta con Paulina y el chico de los preciosos ojos azules, se sienta delante de ellas. Sin querer, Silvia no puede parar de mirarlo.
- Silvia... ¡Silvia! ¿Pretendes coger los apuntes de Elena mirando al horizonte? Vaya... Ya entiendo... Lo cogeré yo, mejor, podré prestar atención a la clase y así poder recuperar Lengua la próxima semana.
Pasó toda la hora mirándole, aunque solo fuera la espalda. Había sido un flechazo. Pero no debía confiar en ello, seguro que siendo tan guapo sería arrogante y creído, teníendo a todas la chicas al alcance de su mano. Pero no podía parar de mirarle. Al finalizar Lengua, teníamos seguidamente Física. Me acerqué a la maquina expendedora y metí un euro. A4, barrita de cereales. Tenía hambre. Pero la maquina me devolvía la moneda. La volví a meter y hice lo mismo que antes pero me la volvió a devolver.
- Pero, ¿qué le pasa a esta maquina? ¿Por qué me devuelve mi moneda?
- Puede ser que sea una moneda muy nueva pero si la raspas un poco antes de meterla, la aceptará.
¡Era el chico de los ojos azules! Me sonrojé sin querer y metió su moneda raspada. A4. La barrita salió.
- Gra... Gracias. Espera que te devuelvo el euro que metí y no me aceptó.
- No, no, déjalo. Te lo debo por haberme salvado antes de haber tocado la campana. Estaba realmente perdido. Soy Adri, encantado.
- Yo soy Silvia. Encantada también.
- ¿Física a tercera hora? Uf, prefiero Física a Matemáticas pero es lo que me toca. Vaya, ya va a tocar. Va a ser mejor que guardes la barrita para el descanso y que vayas corriendo hasta el aula de Física. ¡Hasta luego!
- Adiós...
“Vaya, sí que era buena persona. Pero, ¡es cierto! Tengo que ir corriendo a Física” Y Silvia salió corriendo después de haber conocido a su chico de los ojos azules. Y bien, llegó justo a tiempo a su clase de Física.

Elena